Bandolera de Vatanai Tintagel 100% algodón |
Todo depende. A mí me gusta el algodón porque "no hay pierde". Es fácil de cuidar, se puede lavar a máquina y meter a la secadora, es un material térmico y se doma con rapidez. Para lavarlo basta con echarlo a la lavadora sin suavizantes y con un poco de detergente líquido Roma o Foca (pues no contienen abrillantadores ópticos, perfumes ni otros mil químicos que solamente dañan las fibras); ponerlo a secar en el tendedero o a temperatura baja a media en la secadora y, opcionalmente, plancharlo con vapor o a temperatura media. Siempre revisa las recomendaciones del fabricante.
Sin embargo, las mezclas tienen un por qué y satisfacen necesidades específicas de porteo. La lana, por ejemplo, es ideal para lugares fríos y climas invernales; mientras que el lino es más fresco.
Cuando he tenido fulares de lana, ¡ufff! he quedado prendada de su hermosura, su brillo y de su forma de cargar. Tienen una elasticidad muy peculiar, son muy fáciles de manejar, tienen una textura grippy pero a la vez se amoldan como mantequilla y ofrecen un soporte distintivo. Son más calientes que el algodón, por lo que son ideales para lugares fríos y climas invernales.
¿Las desventajas? Por desgracia, las hay, pero pueden evitarse. Por un lado, es posible que provoquen reacciones alérgicas y son relativamente difíciles de cuidar, ya que requieren ciclo delicado o, a falta del mismo, lavarse a mano en tina grande con varios cambios de agua fría a tibia (la lana no soporta el calor); evitar centrifugarlo, frotarlo y agitarlo pues la lana puede encogerse o enfieltrarse (felting); se recomienda el uso de detergente líquido para fibras delicadas (Eucalan, por ejemplo, que se consigue en la tienda de estambres Crochet) y en ocasiones, acondicionador especial si está muy nuevo o rasposo (scratchy); y finalmente secar a temperatura baja o, si se lava a mano, presionarlo para eliminar la mayor cantidad de agua, envolverlo en toallas secas y caminar encima de él (¡es en serio!) y extenderlo sobre una superficie plana hasta que se seque (si lo lavas en la noche, para la mañana siguiente ya estará listo porque es un material que absorbe y elimina muy rápido la humedad). En casos poco comunes, tendrás que guardarlo en algún contenedor o incluso en el refrigerador si en tu casa tienes polillas o sus larvas porque, al parecer, la lana es una de sus botanas favoritas por ser un textil de origen animal. ¿Terminé por desanimarte? ¡Noooooooo! Ponerlo al sol de vez en cuando ayuda a destruir las larvas y a mantenerlo en buen estado como cualquier otra prenda de este material.
Ejemplo de fieltro de lana |
En otras palabras, si los porteadores y el bebé no son alérgicos a la lana, si tienes tiempo para cuidarlo adecuadamente y no tienes problemas de polillas en casa, me agradecerás haberle dado la oportunidad a esta hermosa mezcla.
Fular Ellevill modelo Norweigan Style "Jack" con 50% lana y 50% algodón |
Didymos Audrey (50% lana) Foto tomada de Alidover.com |
Ejemplos de woolies reconocidos y muy queridos en el mundo del porteo: Didymos Teviot, Audrey, Stonegrey India, June Pfau; Oscha Strato Aequus, Roses Noel y Tree of Life Astraea (ToLA); la lana de Natibaby (como el modelo Grey Wool Swallows o los de la línea Japan) es conocida por ser muy suave y nada rasposa. La firma Diva Milano también ofrece fulares con 47% de lana de alta calidad, suave y de muy buen soporte.
Diva Milano Veneziano Rosa con lana |
Oscha Roses Noel con lana. Foto tomada del sitio oficial. |
Agradezco a Segan S y a su bebé la facilitación de la foto donde modelan el fular Oscha Strato Aequus. Thanks, mama! De igual forma, un beso y agradecimiento a Patricia Soriano y A por posar para mi lente.
Si tienes alguna duda o comentario sobre esta publicación, no dudes en escribirme o en acercarte a algún grupo de porteo como CargArte.
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