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27.12.13

Querida DiDi

A Eileen la conocí en el Museo de Antropología, en el año 2004 durante mi Servicio Social de la carrera. No puedo afirmar haber tratado mucho con ella, pero bastó para contarla entre las personas que más han marcado mi vida, invitarla a nuestra boda y viajar desde Querétaro para presentarle a mi hija.

Estudió Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y fungía como editora, quasi-curadora, revisora de textos y asistente del jefe del Departamento de Informática (Víctor, en aquel entonces). 

Era súper fan de Hello Kitty, de quien poseía todo tipo de objetos curiosos. Su aspecto era una mezcla bien hecha de punk, dark, goth y burlesque. Aspirante a vedette. Tatuajes en la espalda, en el brazo y tál vez alguno en la pierna; fotografía para la famosa revista Tattoo. Cabello pintado de azul, morado, rosa, verde. You name it! Maquillaje exagerado, pero favorecedor. ¡Vamos! Toda ella era un personaje, de esos que encuentras contadas veces en la vida. Gustaba de leer, hacer manualidades y escribir en su blog. Su más grande pasión: la música. Le encantaba Morrissey, Talking Heads, The Clash, Pixies y Joy Division.

Foto que tomé prestada de su perfil de Facebook. Hermosa Eileen
Recuerdo que el primer día, se presentó tal cual ella era: amable, graciosa, divertida. Transparente era su segundo nombre. Me explicó mi tarea: traducir todos los textos que conformaban la página. Parecía titánico. "No te preocupes, yo no soy exigente. Puedes hacerlo en tu casa. Si necesitas hacer tareas o trabajo, siéntete en la libertad. Yo te firmo sin broncas. Es más, si no quieres hacer nada, no lo hagas". No era barco, era cool en su infinito estado de no-pasa-nada. Yo en mi eterno sentido de responsabilidad, cumplí con mi misión en honor a la gran autoridad que su hermosa persona ejercía en mí.

El día de nuestra despedida del servicio, nos invitó a Rosa (otra pasante de idiomas) y a mí (pasante de traducción) a comer en una fonda de Polanco. Se vistió de gala. Llegó ataviada con una enorme peluca de rastas azules con hilos verdes, un vestido azul estilo kimono, unas altísimas plataformas negras con adornos metálicos y un pequeño y delicado bolso para no desentonar. No, no se disfrazó. Era ella en toda su amplitud y altitud. 

Daba a manos llenas. El día de mi cumpleaños, me regaló una bonita pulsera en tonos azules que ella misma hizo y que aún conservo con mucho cariño. He perdido memoria de cuántas cosas he regalado, donado o tirado en arranques de desapego, pero la pulsera ha sobrevivido y lo seguirá haciendo. Igual te invitaba de su comida, como un refresco, papas, cacahuates. No tenía mucho dinero (sus estados de cuenta lo delataban) pero sacaba el mayor provecho de sus recursos.

Era amigovia de Marco, un técnico treintón con un hijo, fruto de su anterior pareja. Se notaba a leguas que estimaba mucho a Eileen, se reía a carcajadas de lo que decía y la hacía reír hasta el cansancio. Se sentaban a comer juntos, platicaban y, luego de una hora, volvían a sus habituales labores en la reducida, subterránea y un tanto olvidada oficina de Informática. Ahí se gestaban las grandes ideas para la página, las cédulas de las exposiciones y los materiales impresos de la institución.

Vivía cerca de Ecatepec. Casi todos los días llegaba tarde al museo, no sin antes llamarle a Marco, Rafa, Paco, Omar o Mariano para que checaran por ella. ¿La causa? Mucho tráfico vehicular y las diarias peripecias del metro. Era clienta predilecta de los cacos de Metro La Raza, quienes tenían por manda asaltarla por lo menos una vez al mes en el famoso y temible puente que ella atravesaba a toda prisa y echando mano de toda estrategia de escape. Optó por cambiar su DiscMan por un radio barato con audífonos de 10 pesos.

Llegaba con su mochila y su lunchera, de donde sacaba 3 ó 4 "tuppers" con toda clase de deliciosa comida de su mamá o su abuelita. Su platillo favorito: tacos al pastor. Yo llegaba justo antes de las dos, después de salir de la escuela, para acompañar a mi jefa inmediata (la susodicha, obvio) y al resto de mis compañeros. Si algún día olvidaba llevar comida, ella siempre se mostraba dispuesta a compartir la suya. Yo no solía aceptar por pena, he de confesar. La veía tan delgadita y sabía que disfrutaba enormemente aquello que su mami le había elaborado con tanto esmero. En su lugar, me compraba algo en la cafetería o procupaba llegar previamente alimentada con algún guisado de la Juárez.

Amaba a su familia. La comida era un festín en el que Eileen tomaba la palabra para contarnos anécdotas de su abuelita, su perro, su amada mamá y su hermano menor, a quien admiraba mucho. Todos escuchábamos atentamente. No había manera de no evadirla: era una gran contadora de historias con su humor ácido y su facilidad de palabra.

Sus ahorros y quincena se le iban en pagar tarjetas de crédito, festivales Coachella y similares, discos, libros y contribuciones familiares. Quería que la "basificaran" para poder recibir más prestaciones sociales. Al igual que Blanquita, empleada del Museo y víctima del cáncer, no pudo ver su sueño hecho realidad. 

El 2 de diciembre de 2011, falleció intoxicada por una fuga de gas LP junto con una de sus amigas. La noticia me cayó como bomba. Confieso que a dos años, no he podido superar su pérdida. Me incluyo entre los dolidos que aún la extrañan. Ayer busqué su nombre en Google y para mi sorpresa, en octubre pasado el INAH montó una ofrenda en honor suyo y de Blanquita.

Cuando pienso en ella, sé lo que busco en una amistad y lamento enfrascarme de vez en cuando en relaciones tóxicas. Eileen resume todo lo que aspiré a ser en la asolescencia: estudiante de letras, asidua usuaria de tintes de colores estrafalarios, turista musical, empleada de un instituto cultural, romántica estilista, escritora en ciernes, amiga de artistas. Nuncaloseré.

Sigue descansando en paz, querida y entrañable Diana Eileen Soria Peña.

24.12.13

Abuelitas mediadoras, abuelitas porteadoras

Mis hijos tienen un libro hermoso: D'arcy and Grand Don't Like Babies, de Jane Cutler. Aborda la experiencia (nueva) de una hermana mayor frente a la llegada de otro hermano. De la mano de su abuelita, D'arcy descubre que está bien que su pequeño y extraño compañero ahora no le parezca agradable. Me encanta su contenido porque me recuerda a mi abuelita, con quien pasámos horas en los parques de la Colonia Roma y quien hizo un trabajo excelente como mediadora entre nietos mayores y menores. 


Sin embargo, las imágenes son bellísimas y para mi sorpresa, justo al centro, donde el libro se abre a la mitad y Grandma y su nieta están pasando un buen rato en el parque, aparecen unas ilustraciones divinas. ¿Puedes encontrar a las porteadoras? Muchas de ellas, bellas abuelitas como las nuestras.

Can you spot the babywearers?

A propósito de propósitos

Hace unos días pensaba en los propósitos del 2014. No soy afecta a hacer la famosa lista porque temo fallarle a mi voluntad. En lugar de eso, voy dejando que las cosas sucedan y se sucedan. Sin embargo, he de confesar una falta de enfoque. Mucha dispersión y muchos proyectos inconclusos. Otros que ni siquieran inician. 

Este año me propuse reanudar mis estudios de portugués y, de ser posible, de fotografía y/o psicología. Leer más, escribir más y pasar menos tiempo en las redes sociales. Afianzar mis amistades viejas, alejarme de la mala vibra y rodearme de amabilidad y sinceridad. Para este blog, tengo pensado compendiar una serie de videos básicos y temas de los que poco se habla. Ése será mi legado para el porteo en México.

Me decía una persona en un foro que deseaba alejarse de Internet pero que le parecía un objetivo poco realista. ¿En serio? Sé que a veces nuestras metas pueden sonar descabelladas, pero nunca inalcanzables. Mucho menos alejarse de Internet. Implica algunos pasos sencillos: voluntad y ¿alejarse? Fuera de broma y sin ánimo de juzgar, pensé "si todos mis objetivos son realistas, nunca lograré lo imposible". 

¿Tú qué opinas? ¿Tienes objetivos o propósitos para el año? ¿Qué harás para lograrlos?

Por lo mientras, ¡qué tengas una feliz Navidad!


20.12.13

Amarre de la semana: Cruz envolvente al frente

Este amarre tiene un nivel de dificultad bajo a medio, por lo que se considera básico para portear al frente. 

Lo más común es que las principiantes comiencen usando un fular elástico, ya sea porque son los más accesibles (por lo menos en México) o porque se los regalaron. 

 Hermoso video con fular semi-elástico JPMB

Como parte de la asesoría inicial que toda marca debe proporcionar, se enseña la cruz envolvente con bolsa o front cross carry with pocket. En lo personal, siempre me ha parecido un amarre muy caluroso y difícil de tensar. 

 
Cruz envolvente al frente con bolsa (Proyecto CargArte)

En su lugar, uso, recomiendo y enseño la cruz envolvente sin bolsa porque te permite ajustar bien los extremos del fular y la bolsa que cubre a tu bebé siempre envolverá perfectamente su cuerpo si realizas el amarre bien y con paciencia. Además, puedes extender o no los extremos para formar la cruz envolvente.


Mi recomendación: cruz envolvente al frente sin bolsa (Yo Talita)

Te comparto aquí mi video, que además espero que te parezca doblemente útil porque mi bebé estaba dormido, recién sacado del coche. En muchas ocasiones, tenemos al pequeño en brazos y no hay dónde recostarlo para preanudar. Verás que no es necesario dejarlo en ningún lugar para envolverlo. 

Si tienes dudas, comentarios o sugerencias, no dudes en escribirme. ¡Practica, practica y practica! Porque en el porteo, la práctica sí te hace maestra Ü

Otros videos útiles:

Cruz envolvente con fular de 4.2 metros (Proyecto CargArte)


Cruz envolvente con la hermosa Helene de Secretos de bebé

16.12.13

Papás que portean

Girasol Amitola corto como rebozo
Seamos honestos: a ellos les encanta portear. La mayoría de las veces que he asesorado a un papá, se muestra muy dispuesto y tranquilo. Curiosamente, en ocasiones más que la mamá. 

Recuerdo un sábado en el que llegó una pareja desde España a compartir un poco de su experiencia porteando en Europa. Ella, por cierto, era mexicana y él, evidentemente español. Se aparecieron con dos bonitas gemelas en sus respectivas mochilas Boba 3G, que estaban teniendo mucho exito durante aquel verano de 2012. 

Su objetivo: aprender a usar el rebozo corto con nudo corredizo. Ella tardó más tiempo en entender la mecánica del amarre, pero a él le bastó una vez para obtener el resultado deseado. "¡Ah! ¡Es un nudo marinero!" Y en cuestión de minutos, su pequeña cangurita pasó de la mochila al rebozo mexicano que acababan de adquirir en una plaza queretana.

Oscha Okinami Kai
Sí, los papás son ávidos aprendices. Les encanta escoger su fular y pueden llegar a tener colecciones envidiables. ¿Conoces al usuario babywearingdad de Instagram? Búscalo y te dejará con la boca abierta.
  

Además, se ven tan guapos cargando, abrazando y besando a sus bebes: motivo #3420 por el que amo el porteo <3

A mi esposo le gusta portear. Dice lo que lo único que le desagrada es que el fular le apriete su cintura. Para él, se me ocurre un canguro reforzado a la espalda con nudo en las pompis (Reinforced Ruck Tied Under Bum) del chaparro. También le gusta usar bandolera, aunque durante períodos cortos porque ambos bebés YA pesan.

Mi hermano es otro que adora subirse "al crío". Le gustó un Ellevill Jack de lana. El Girasol se le encajó y el Ela in Wunderland de Kokadi le parecía "hermoso". A mí me gusta cómo se le ve el Black Hemp Pfau. Ojalá un día se convierta en papá canguro y yo tenga la dicha de enrebozar a mis sobrinos.

Diva Milano Veneziano Rosa (lana) a la izquierda; Didy BHP teñido turquesa a la derecha
¿Tu esposo portea? ¿Qué es lo que más le gusta? ¿Le gustaría aprender algún amarre en particular? ¿Qué usa para portear? ¿Conoces otros papás canguro? ¡Cuéntame!

14.12.13

Dios nos libre

Pensaba en la tragedia de Connecticut en la que 20 niños y 7 adultos fueron asesinados. Pensaba en el dolor de los deudos y de las familias entristecidas y no pude evitar ver a mis hijos y pedir breve y silenciosamente a Dios que los cuide y los aleje del mal. Se me hizo un nudo en la garganta y un profundo hoyo en el estómago nada más de pensar en vivir algo semejante. 

Nunca he sido buena orando y pidiendo, pero dicen que Dios escucha los corazones humildes. 

Pido hoy por las personas que han perdido a sus seres queridos en masacres y para que criemos hijos amorosos que no hagan daño en el mundo. Únete a mi oración :)


12.12.13

Me bajé del tren

Muchas de las cosas "brillantes" que he hecho en mi vida se las "debo" a mi mareado. Sí, él me hace reír, me divierte, me alienta y me reta como nadie. Así, después de una larga batalla de amor y odio contra el Facebook y de la perseverante insistencia de mi peor-es-nada, por fin desactivé mi cuenta Y el correo electrónico que usaba para iniciar sesión. Un gran paso para mi humanidad, debo confesar. No tengo nada en contra de la dichosa red (a)social ni de sus usuarios, solo que más que placeres me llenaba de sinsabores. Y, después de todo, creo que me ayudará a emplear otras estrategias para socializar pues creo que me volví peresoza echando mando de mensajes privados y 40 likes al día. Ayer platicaba amenamente con mi hermana y llegamos a la dulce conclusión de que si bien era útil tener Facebook, no era el fin del mundo carecer de él. Admiro a mi amiga T que no ha sucumbido a la tentación y me disculpo con mi amiguita Petite por hacerla caer para después abandonarla. Me bajé del tren. Eso es todo.


11.12.13

Fulares de cáñamo y algodón

Esta mezcla es una de mis favoritas, aunque también tiene sus bemoles. Dicho sea de paso, es de las más recurridas por las porteadoras de niños grandes pues ofrece un gran soporte sin sacrificar comodidad. Aunque, como en todo, existen sus excepciones.

Didymos India con cáñamo en color natural: como envolver con nubes
El cáñamo es una fibra natural que se obtiene a partir de la planta Cannabis sativa, prima hermana de la marihuana. ¡Vaya usted a saber! De hecho, como dato cultural, cuando el modelo Mystic OS de la marca alemana Didymos hizo su primera aparición en casa, me llamó enormemente la atención que hubiera llegado sano y salvo desde California a pesar de ese peculiar olor a Coyoacán (risa loca). No sabía si atribuirlo a su anterior dueña (¡Caramba! ¿Lo hará sola o con los hijos al lado? ¡Vaya malviaje!) o a mi desarrollado olfato de can. Con un poco de investigación y recordando que un antiguo conocido gustaba de hacer pulseras de jemp (ya desde entonces así lo llamaba él) en sus ratos eternamente libres de "cegeachero", llegué al meollo del asunto.

Didymos Indio con cáñamo modelo Flamenco (FHI) versión 1
Sin más preámbulos porque el tiempo apremia y tengo mil entregas urgentes, el cáñamo y el algodón crean una perfecta combinación de resistencia, soporte, brillo y facilidad de cuidado. Aquí en casa, han vivido varios hempies, principalmente porque tienden a ser mullidos y muy cómodos. Las hebras de cáñamo ofrecen una sedosidad peculiar que hacen que el fular brille en la luz. Y, lo mejor de todo, el cáñamo se cuida solo. No hay más que echarlo a la lavadora con unas gotas de jabón líquido, ponerlo a secar tendido y plancharlo con mucho calor. O mejor aún, lavarlo con agua bien caliente y dejarlo en la secadora en la temperatura más alta posible. Got it? El cáñamo AMA el calor. ¡Menudo problema! Se dice que pasados los 50°C, es una pésima opción como fular pues sentirás que literalmente te estás horneando. A Dios gracias, el clima del Distrito Federal nunca es tan extremo, pero piénsalo dos veces si vives en algún estado del norte. 



BHP (Black Hemp Pfau): Pavos con cáñamo en color negro 
(color original a la izquierda y teñido de azul agua a la derecha)

Didymos Indio con cáñamo color verde pastel (el codiciado Grass Hemp Indio o GHI)

En lo personal, me encantan los fulares de cáñamo y algodón. Nunca he jugado con mezclas de cáñamo, algodón y lino (como el modelo Lavanda de Didymos), pero sé que también es una excelente opción debido a que el lino aporta su frescura y solidez características. En general, si tienes planeado hacerte de un hempie, mi única recomendación sería que revisaras los pesos y determinaras si prefieres un fular ligero y delgado o uno más pesado y grueso. ¿Cómo saberlo de antemano? ¿Tienes bebé recién nacido o pequeño? ¿Cuánto pesa? ¿Vives en algún lugar caluroso o más bien templado a frío? ¿Te gustan los fulares anchos o angostos? ¿En qué lugares y circunstancias porteas? 

Didymos Mystic Old Standard en color Petrol
Por ejemplo, el GHI, el Mystic OS y el BHP son más bien delgados de peso bajo a medio. Me encantan para recién nacidos a bebecitos porque son suaves, sedosos y tienen una textura ideal que permite crear amarres con estructura y solidez para el cuerpo de los pequeños escurridizos. El BHP, sin embargo, es muy querido por los porteadores de bebés grandes porque es bastante ancho y el verano pasado se convirtió en la estrella de la temporada. Se volvió codiciadísimo y altamente buscado porque respiraba muy bien gracias al tejido diamante de los pavos, por la combinación no muy común de colores (hebras de algodón negras con hebras de cáñamo al natural) y porque era una edición de aniversario. Por otro lado, el GHI (al igual que el Violet Hemp Indio o VHI) es otra joya de los indios de Didymos que, para mi gusto, carga muy bonito hasta los 9 kilos, pero pasado ese límite de peso, puede encajarse si no eres muy cuidadosa al enrebozar a tu cangurito. Además, por tu bien, deberás optar por amarres de varias capas con pases al pecho como la Doble Hamaca, a fin de distribuir mejor el peso, ya que el fular no necesariamente será de gran ayuda.

Didymos Natural Hemp Indio teñido de color lavanda: a decir verdad, nunca supe qué versión era, pero cargaba de manera excepcional
Dos fulares que merecen mención aparte son el Natural Hemp India o India con cáñamo en color natural (las versiones teñidas no necesariamente mantienen las cualidades originales pues tienden a adquirir rigidez y a mostrar un poco de desgaste debido a los colorantes y al proceso de coloración; además suelen requerir mucha doma) y otro querídisimo: el Indio Flamenco con cáñamo o FHI en sus dos versiones, que en realidad no son perfectamente equiparables en peso, grosor ni color. 

NHIndia en forma de LA bandolera
India brilla en cualquier longitud: tendrás EL rebozo o LA bandolera, el shorty ideal, un mediano excepcional y un longie que te dará un abrazo acolchonadito. Es una bestia y así lo delatan los elefantes y pavorreales que lo adornan, pero la recompensa es grande: un cargador ultra mullido y acolchado, grueso y con gran soporte para bebés grandes sin ser intimidante para los (más) chiquitos. En los foros, se dice que es marshamallowy, pero como no todas somos amantes de los natty pues pensamos que atraen la suciedad y las manos chocolatosas de nuestros pequeños, es una diana perfecta para tu colorante favorito (siempre que sepas hacerlo, claro está). O bien, puedes optar por el modelo Crimson con hebras de algodón en color rojo quemado. Cabe mencionar que el diseño India corrió a cargo de Erin Arnason, porteadora experta y ahora co-dueña de la empresa estadounidense de los hermosos y exclusivos fulares Pavo Textiles.
N y H en su Crimson Hemp India convertido en wrap mei por la querida Patricia Soriano

Finalmente, el indio Flamenco es un fular hermosamente rosa (yo lo uso igual con mi hija que con mi hijo). Pese a que su tejido es propenso a los pulls o jalones, éste es muy resistente y a prueba de todo. Ambas versiones 1 y 2 (lanzadas en 2012 y 2013, respectivamente) son ediciones exclusivas de la famosa tienda canadiense de Barb Chaffer, Birdie's Room. Tras una larga espera de otro Didymos rosa como Pink Houndstooth, surge este hermoso ejemplar con su peculiar brillo, inigualable textura y agarre (grippiness), soporte, mullidez, suavidad, sedosidad... ¿puede decirse algo más? Basta probarlo un par de horas para constatar su fama. Por algo la primera edición fue relanzada con sus respectivas peculiaridades que muchas fanáticas aman por igual. Tienen un peso alto (alrededor de 270 gr/m2) y, aunque al tacto no se sienten gruesos, el tejido es bastante cerrado a diferencia de otros modelos de Indios pero respira bastante bien. Por cierto, prepárate para recibir muchos halagos ::guiño::

Flamenco Hemp Indio en comparación con otros fulares (hasta abajo de la pila)

6.12.13

Postales de Nueva York

En el 2006, visité la Ciudad de Nueva York con mi novio (ahora esposo) en una larga pero corta estancia de un mes. Decir que el viaje me encantó sería mentir pero igual me quedaron unas ganas locas de regresar. Es una ciudad mágica e interesante. Les dejo algunas de mis fotos favoritas que, en ese entonces, tomé con mi cámara réflex análoga Canon; lo cual me recuerda cómo ha evolucionado la fotografía. Pensar que tuve la increíble experiencia de entrar a un cuarto oscuro a revelar fotos en blanco y negro. 
¡Qué hermoso es el arte de fotografiar! Y dicho sea de paso, ¡de viajar!












 





Uppymama: el handwoven por excelencia



Eli y L en su Uppy Lavanda

Hace menos de una semana, le pedí a mi amiga y colega de porteo Elizabeth Carrero que me regalara un review de sus fulares Uppymama. He aquí lo que ella nos comparte. He decidido mantener la integridad de su texto por dos razones: está perfecto y nadie mejor que Eli para hablar de la marca. ¡Disfrútenlo tanto como yo!


Fulares UPPYMAMA

Dentro del mundo de los fulares, existe una clara división: los fulares tejidos con máquinas y los fulares tejidos "a mano", es decir, utilizando un telar. En esta ocasión, voy a dar una reseña sobre mi experiencia personal con los fulares Uppymama.

Los Uppymama, u Uppies, son fulares tejidos a mano en el pueblo de Red Deer en Alberta, Canadá. Becky Purpur es una doula y educadora certificada de porteo que buscaba dar a sus clientes el fular "perfecto": suave desde el inicio, de modo que la doma no fuera intimidante para el porteador nuevo, que se amoldara al cuerpo con facilidad, que la tela se deslizara fácilmente para lograr los pases necesarios para un buen amarre y sin embargo, que tuviera la suficiente textura (grippiness) para poder terminar el amarre con un medio nudo sin temor a que se deshiciera a media caminata. Un fular acolchado sin ser demasiado grueso, fresco y a la vez acogedor para los duros inviernos canadienses, algo que una familia pudiera usar desde recién nacido y hasta los 2 o 3 años, que fuera fácil de cuidar y de la mejor calidad de modo que pudiera usarse con los bebés que llegaran más adelante.

Uppy Rachel's Rainbow
¿Suena como un sueño? Pues en aquel momento, lo era. Al no encontrar en el mercado algo que cumpliera con esta larga lista de importantes requisitos, Becky unió fuerzas con Nancy, una granjera local con una pasión por el tejido en telar. Juntas, comenzaron la búsqueda de los materiales idóneos... algodón orgánico, hilos teñidos con tintes orgánicos y seguros para los bebés que gustan de chupar la tela y muy pronto, los primeros fulares estuvieron listos.
 
Uppy Aurora

Al principio, solo los residentes locales tenían acceso a estas piezas únicas ya que se vendían en los mercados de granjeros de la localidad. Pero poco a poco, la calidad y cualidades de estos fulares comenzaron a dar de qué hablar y a volverse populares alrededor del mundo. Una característica que los hizo únicos en su momento y que marcó el mercado de los fulares tejidos a mano es que, al ser hechos sobre pedido, el cliente podía diseñar su propio fular. La posibilidad de escoger entre hilos de algodón, lana, seda y lino; los colores, el diseño, y otros detalles personales para hacer de cada fular una pieza única y especial era algo completamente nuevo que resultaba sumamente atractivo.


Uppy Earthy Grad


Hasta hace poco más de un año, un simple correo a Becky era suficiente para poder hacerse de uno de estos fulares. Pero con la rápida y exponencial popularidad que han alcanzado, ahora sólo es posible conseguirlos (a precio de lista, alrededor de US$500 por un fular de algodón de 4.7 metros) cuando Uppymama sortea la posibilidad de comprar uno, lo cual sucede más o menos cada mes; de lo contrario, hay que estar dispuestos a desembolsar lo que el valor de mercado dicta, que actualmente es alrededor de US$1,300 por un fular largo. 



Uppymama Lime
Telar Uppymama

La pregunta obligada, una vez que nos reponemos de la impresión es, ¿y en serio lo valen? Bueno, pues en mi muy humilde opinión, sí. Realmente no he probado otro fular con las características de un Uppy. La combinación de suavidad, elasticidad y soporte es única. La calidad de los materiales y del tejido mismo hacen que sea el fular ideal para usarse sin reparos ni temor a dañarlo o jalarlo. Es, definitivamente, el fular perfecto para todas y cada una de las etapas de porteo, tal y como sus creadoras soñaron. Sin lugar a dudas, si únicamente pudiera tener un fular en mi colección, este sería un Uppymama.



NOTA IMPORTANTE
Agradezco a Eli por su tiempo para la redacción de este artículo y por posar para mi cámara. Todas las fotos a excepción de la primera fueron extraídas de la página de Facebook y el sitio oficial de Uppymama, donde puedes deleitarte el ojo con sus hermosas creaciones.