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12.12.13

Me bajé del tren

Muchas de las cosas "brillantes" que he hecho en mi vida se las "debo" a mi mareado. Sí, él me hace reír, me divierte, me alienta y me reta como nadie. Así, después de una larga batalla de amor y odio contra el Facebook y de la perseverante insistencia de mi peor-es-nada, por fin desactivé mi cuenta Y el correo electrónico que usaba para iniciar sesión. Un gran paso para mi humanidad, debo confesar. No tengo nada en contra de la dichosa red (a)social ni de sus usuarios, solo que más que placeres me llenaba de sinsabores. Y, después de todo, creo que me ayudará a emplear otras estrategias para socializar pues creo que me volví peresoza echando mando de mensajes privados y 40 likes al día. Ayer platicaba amenamente con mi hermana y llegamos a la dulce conclusión de que si bien era útil tener Facebook, no era el fin del mundo carecer de él. Admiro a mi amiga T que no ha sucumbido a la tentación y me disculpo con mi amiguita Petite por hacerla caer para después abandonarla. Me bajé del tren. Eso es todo.


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